martes, 18 de mayo de 2010
¿Por qué no reparan mi iglesia? Primera parte
Es conocida la historia de Francisco de Asís, cuando en tiempos de juventud, e inquieto por lograr fama y prestigio social, fue herido en una batalla y encarcelado. Allí examinó su vida y decidió cambiar. En uno de esos trabajos de ayuda al prójimo y caminando a cierta aldea, encontró una ermita semidestruida, y al entrar, vio un crucifijo y oró frente a el unos instantes, y dicen que en ese momento, escuchó una voz que le decía: “Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas”. Y claro, pensó que Dios era muy directo y muy claro para hablar e hizo lo que él interpretó: Arreglar esa ermita y muchas otras que estaban abandonadas a las orillas de los caminos. Así que como buen “cristiano”, de nobles intenciones, se puso como un maestro de obra, e invitó a varios más, para hacerle ese acto de caridad a Dios. Pero, sabemos que, ese no era el sentido con que hablaba Dios.
En ese momento (Siglo XIII) se vivía un florecimiento cultural y espiritual dejado en el siglo XII por varias órdenes conventuales; no obstante, permanecía una tensa calma religiosa e intrigas políticas, y donde lamentablemente el clero de Roma vivía como en Sodoma y Gomorra, esto hace arruinar la Iglesia. Ejemplos tales como, la costumbre de intromisión civil en asuntos eclesiásticos con sus consecuencias (ponían obispos a su capricho). y por otra la relajación moral de muchos de los religiosos así nombrados: el celibato solo para ocasiones especiales, uso común de compra y venta de bienes espirituales, y otras cuestiones que deslegitimaban el discurso moral de la Iglesia. Pero, como pasó en ese tiempo, y en otras crisis de la Iglesia, Dios nunca ha dejado solo a su rebaño. Dentro del mismo pueblo escoge a personas para redireccionar el barco que está a la deriva. Y es así que, Francisco y Domingo de Guzmán, emprenden una obra monumental dentro de la Iglesia que logra estabilizar y reestructurar la Iglesia que se estaba cayendo. Lo mismo pasó en el siglo XVI con la reforma protestante, es el tiempo donde surgen los grandes místicos de la Iglesia y vuelven nuevamente a reparar la Iglesia. Es tiempo de reparar nuestra iglesia, miremos la historia, volvamos a revitalizar lo que realmente es de Dios y pongámonos a trabajar……..
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