martes, 13 de marzo de 2012

Lo católico, ¿estado permanente de violencia?

El problema

En el imaginario social como "opinión pública", es común percibir que todo lo que hable de "católico" "católica" "Iglesia católica" "religión católica", es signo de alianzas con los poderes fácticos, o parte de las superestructuras alientantes de conciencia, como indicaba Gramsci; o bien, que favorece el statuo quo , como orden social y conservadora de los "auténticos principios valóricos y morales". También encontramos imaginarios relacionados con la incompatibilidad de la religión católica con las ciencias, haciendo que estas, hayan quedado relegadas por varios siglos por influencias de la institucionalidad religiosa; a su vez, y lo más grave, la justificación del uso de la violencia como espacio legítimo para defender la sociedad de los poderes que intentan desestabilizar el orden constitucional o la tradición. En fin, podemos encontrar un sinnúmero más de opiniones que, en definitiva, llevan a sospechar tajantemente de todo lo que hable o esté dirigido por "lo católico", bien sea instituciones, modelos educativos, partidos políticos, modelos económicos o modelos sociales. Pero, como veremos más adelante, las prácticas que generan estos hechos no son más que fruto de una visión religiosa tergiversada, contraposiciones artificiosas o que hemos hecho a Dios a nuestra imagen y semejanza. de allí un análisis que revitalice el sentido y genuinidad del aporte cristiano a la visión de mundo.

Las causas


Considero algunas causas que han generado este estado de opinión o malestar de lo religioso en nuestra sociedad:
  • La noción de Dios. Contrariamente a la experiencia que plasmaron las primeras comunidades cristianas y los redactores de los Evangelios ( comprender la misericordia, el modo de obrar de Dios y el modo de revelarse (mostrarse) al ser humano) muchos creyentes han manipulado esta visión, generando más bien una imagen del Padre, como castigador, vengativo, justiciero, colérico y lejos de las realidades humanas. Este tipo de doctrina, lamentablemente, no es más que la proyección de los egoísmos humanos y de la imitación del otro para adquirir algún poder que le permita expandir sus deseos de posesión. Así se ha llegado a una teología de brazos cruzados, a una catequesis meramente de memorización, casuistica o sencillamente, una manera de justificar todas sus decisiones porque es "voluntad de Dios".
  • La manipulación entre la fe vivida y la práctica social. Es decir, y concatenado con la primera causa, los hombres de fe, bajo esas nociones de Dios, observan el mundo de esa manera; si se concibe a un Dios castigador, pues, verá en este mundo solo una visión maniquea de "buenos y malos", donde ellos son los buenos y se debe exterminar a los "malos", o en el sentido moderno a los "terroristas" que pretenden desestabilizar el orden. Los creyentes en el plano del ejercicio político institucional veran cualquier alteración del orden, como simple ataques terroristas y justificaciòn de la represión. Si están en otro espacio sociales, por ejemplo como ciudadanos,sencillamente, pueden pavonearse como miembros "católicos" y justificar plenamente visiones de extrema derecha o de extrema izquierda. Sobran ejemplos en la historia reciente de nuestros países. Estos casos como la dictadura de Franco, Pinochet o los escuadrones de la muerte en el Salvador y algunos obispos en el siglo XIX en la guerra civil en Colombia, justificaron su violencia como "necesaria" y como "voluntad de Dios"; ante estos, hubo cierto sector civil apoyando la labor de sus gobernantes, pues, estaban convencidos del mito del "comunismo", sin saber que el otro mito "capitalismo", es más de lo mismo. La derecha intransigente del siglo XX, como Hayek, Carl Schmitt, -este ùltimo, famoso pensador alemán, que sentó las bases para el derecho público moderno- justificó bajo su tesis del "decisionismo", la dictadura o la posibilidad de un representante político que mantenga el orden y la solución de los conflictos violentos que se concreta en un imaginario social como "mundo violento dividido entre amigos existenciales y enemigos mortales". Sobra decir, que después de caminar entre los escombros de la historia, fruto de estas posiciones intransigentes,  las consecuencias de estas ideas que han permeado, bajo ideas aparentemente religiosas, todas las tesis del derecho y la política. Pero, no son más que, la reproducción de esquemas políticos, militares y tendenciosos de una lectura religiosa y sacrificial del Evangelio, si es que se apoyan desde este. Obviamente, la tradición judeo-cristiana es totalmente lo contrario a estas lecturas.
  • Otra causa es la misma fundamentación de los principios de la Ilustración, que como es sabido, han inaugurado una ruptura entre fe y razón, o la incompatibilidad de todo lo religioso para comprender el mundo y mucho más para la autonomía y felicidad del hombre. Así es que, desde hace 3 siglos, la humanidad ha celebrado la aparente "fraternidad, igualdad e igualdad", que significa el triunfo de la razón y el atreverse a pensar por si mismo y no bajo los esquemas de una voz superior. Ello ha derivado diferentes corrientes seculares y laicas que han calado en los imaginarios sociales, generando una aversión a todo lo que permee algo de religioso, o peor a "lo católico". Pero esta es una contraposición artificiosa. La razón y sus instituciones (capitalismo, fragmentación social, orden institucional) no son más que sistemas religiosos que generan víctimas. Un ejemplo de ellos es que el libre mercado se declara como única vía para el progreso y desarrollo, y así mismo, el orden institucional como lucha contra el terrorismo, no ha hecho más que generar exclusiones e invisibilizaciones sociales.
  • Considero, finalmente, que la misma incoherencia de vida de los que se dicen ser "profundamente religiosos" y líderes espirituales, desaniman a los creyentes fieles o justifican a los hombres no creyentes para justificar las mentiras de la religión y las falacias de sus miembros.
Las consecuencias
Podemos responder también bajo los argumentos de las causas:
  • Una marcada visión de Dios como lejos de las realidades humanas, que guarda silencio ante la injusticia y dolor humano; un Dios que deja pasar solamente la justicia de los hombres y se convierte en un ser trascendente como un demiurgo aristotélico o motor inmóvil. La noción de un Dios impregnado de santidad, pero como jerarquía.
  • Ese orgullo de los católicos(o mejor, creyentes confesionales) en sus diferentes puestos de trabajo, han generado divisiones, esquemas de poder e intransigencia para resolver o comprender las mismas dinámicas de los diferentes movimientos sociales o las consecuencias de una economía de mercado. Pensamos por ejemplo en el impacto mediático de diferentes políticos que, bajo sus creencias religiosas, han justificado diferentes modelos que terminan excluyendo e invisibilizando sistemas que generan diariamente víctimas. Sobran los ejemplos, el modelo educativo bajo el sistema capitalista, el desarrollo social bajo la "iniciativa privada", una práctica política de clientelismo y que favorece solo a pocos grupos de poder. En definitiva, se muestra lo que indicabamos arriba en los apuntes de Gramsci, la religión o la Iglesia católica como superestructura.
  • Otra consecuencia es que fruto del siglo de las luces, hemos llegado a una polarización y antagonismo entre fe y razón, la incompatiblidad de la religión con las ciencias sociales y exactas, haciendo que se busque una manera de desligar la confesionalidad de las ciencias para su progreso y relegando a la religión como pensamiento "mítico" o "precientífico"; y buscando de mil maneras teorías, sistemas que sustenten sus principios sin las bases metafísicas o teleológicas.
  • La disociación de fe y vida entre los creyentes, ha hecho que muchos busquen otras experiencias religiosas, porque si bien, y aunque una noción del secularismo haya ido lance en ristre con lo religioso, no por eso, ha bajado la necesidad de buscar y dar sentido a la existencia. Se dice que hoy existe un "despertar espiritual" de la humanidad que se traduce en el auge de diversos métodos orientales para encontrar paz, serenidad, libertad y sentido de vida.
"Lo católico" como antídoto para superar el "estado permanente de violencia"

-Si observamos la realidad solamente en sus partes, no podremos comprender el todo. Si intentamos observar e indagar el todo, sin comprender sus partes, pues, terminaríamos en un grado de subjetivismo y distorción de la realidad. Y esto último es lo que ha permeado el sistema actual. Necesitamos un modelo nuevo y original para comprender los fenómenos religiosos y comprender los mecanismos que destruyen y despedazan a los seres humanos. Una nueva matríz socio-polìtica y religiosa; En este caso, una de las últimas tesis más originales que ha hecho eco en las ciencias sociales y humanas es la teoría mimética del pensador francés René Girard. Bajo sus estudios rigurosos en literatura, antropología y etnología, así como su incursión en el análisis de textos de la tradición judeo-cristiana, ha encontrado que los seres humanos estamos marcados bajo las relaciones del deseo y de la imitación, aun más, se genera cultura por la imitación del otro en sus costumbres y modos de ver la vida; hay imitación como ejercicio para desarrollar todas sus potencialidades, pero cuando esta imitación del modelo implica rivalidad, esto genera desorden, lo cual puede generar violencia que solamente es contenida bajo un chivo expiatorio que es asesinado por unanimidad de la comunidad. Esto se ha traducido en la cultura bajo los mitos, ritos y prohibiciones que se permean no solo en el ámbito religioso, sino en el político y económico. Y si bien, esta teoría implica más detalles, podemos decir que aplicado a los Evangelios y tradición judeocristiana se evidencia lo siguiente bajo estas tesis:
  • "Todas las culturas(esto incluye lo religioso) generan mitos pero desde la versión del victimario. Las grades historias de victorias y fundamentos del Estado, han estado marcados bajo la versión de los vencedores". Sin embargo, los Evangelios de la tradición judeo-cristiana, no son mitos, pues, "dejan hablar a la víctima", y exponen toda la injusticia del mecanismo victimario, de allí que se diga que los Evangelios sean "una historia de la pasión con una larga introducción". Es una visión religiosa donde Dios acoge a la víctima, la declara inocente de lo que dicen sus acusadores y la reivindica de toda la injusticia humana. La literatura cristiana es la que ha denunciado desde allí el sistema que genera sacrificios y víctimas inocentes. Podemos referir este caso con el sacrificio de Abrahán a su hijo Isaac, la historia de Job, la de José y el mismo caso, el proceso de Jesús donde los sacerdotes del templo, políticos y la multitud gritaba "crucifícalo".
  • Los sistemas económicos, por ejemplo el capitalista, son religión sacrificiales, donde "fuera de ellas no hay salvación", y genera exclusiones y víctimas. Se declaran los salvadores del mundo y como única alternativa para el desarrollo y progreso. Como bien sabemos, fruto de esta visión tenemos las escandalosas desigualdades sociales y la región más violenta del mundo; las crisis económicas actuales y el pánico social por la incertidumbre, desempleo y exclusiones. Frente a esto, lo religioso plantea nuevos modelos económicos y una de ellas es la propuesta de la doctrina social de la iglesia, que aunque no ofrece cuestiones técnicas, si ofrece líneas base para operar un sistema económico con equidad social.
  • Las religiones han estado marcadas cuando son mal interpretadas, bajo un esquema sacrificial, es decir, que necesitan "sacrificios humanos" para satisfacer a los dioses. En el catolicismo, indicaríamos que se necesita una marcado énfasis en el "pecado" y la penitencia, para satisfacer al Dios de los Evangelios. Pero esto es absurdo, la misma tradición cristiana, la misma Iglesia católica en la historia ha promovido la justicia y la paz en el mundo. Cuando una religión, como el cristianismo en su institución como Iglesia católica, ha actuado bajo las nociones de una religión no sacrificial, ha contribuido enormemente a la cultura. Como bien lo señalaba el papa Benedicto XVI ante el parlamento alemán, y muchos intelectuales no creyentes, como Habermas, el pensamiento cristiano ha aportado en la genealogía de los derechos humanos, el considerar que todos somos iguales, y la noción de derecho natural; asi como la recepción y transmisión del mundo antiguo al mundo medieval y moderno, en su creación de universidades, bajo la traducción del griego, arameo, copto y otros idiomas "muertos", de miles de obras literarias, científicas de la antiguedad. En la época medieval el florecimiento de los conventos y de ellos las más antiguas y prestigiosas universidades que promovieron la ciencia, el arte y las humanidades. En si existen muchos ejemplos que contradicen el mito de la ilustración, en la que el medioevo fue el oscurantismo de la humanidad; como se ve, al analizar en profundidad y en su conjunto las partes, la Iglesia, cuando se renueva constantemente y recurre a las fuentes vitales que le dieron impulso, crea nuevas maneras de solucionar los problemas sociales y humanos.

  • Si hablamos de "lo católico" hablaríamos del Dios de Jesucristo y no como religión sacrificial que sustenta los estados permanentes de violencia. Lo genuinamente católico da plena libertad al hombre bajo su experiencia de libertad interior, para vivir auténticamente su vida, en oposición a la supuesta autonomía de la ilustración. En este caso, la teoría mimética indica que jamás los seres humanos actuamos en libertad, pues, estamos mediados por los deseos de los otros y siempre buscamos imitar un modelo. Muchas veces, esta dinámica genera violencia cuando no se imitan modelos que no se han dado cuenta de lo que significa la mímesis en sus relaciones. De allí que la misma teoría mimética, implica un ejercicio de "conversión", es decir, darse cuenta de las prácticas que solo buscan generar exclusiones por la envidia que genera rivalidades y víctimas.
  • Lo genuinamente católico, entonces, está permeado por la denuncia de los sistemas sacrificiales y en la experiencia del Dios de Jesús, que lo hace salir de si para darse incondicionalmente a la viuda, el forastero, los pobres y los relegados de la cultura. Pero para ello, implica esa "katalagué" o conversión personal de un nuevo modo de ver lo religioso. Si un creyente opera bajo esta dinámica en sus relaciones sociales y personales, el catolicismo será fuente de gracia y motor para la transformación de las estructuras que nos alienan y nos condenan a una vida de opresión y esclavitud.

¿Una Iglesia en crisis? Una humanidad, educación, cultura, economía y teología en crisis