El malestar en la educación religiosa escolar (ERE)
Las tensiones suscitadas por la constituciones laicas frente al factor religioso en la educación pública, ha generado fundamentalismos. Por una parte, los seguidores de la ilustración o de los filósofos de la sospecha, han "manipulado" sus teorías, queriendo interpretar de esos movimientos y pensadores, un rechazo total a todo lo que "huela" a religión, específicamente a lo "católico"; se escuchan voces, marcadas de un laicismo agresivo que no permiten un diálogo u oportunidad para analizar realmente qué se pretende cuando se busca establecer una asignatura como religión en las instituciones escolares. Ese fundamentalismo ciego deja de lado todo el papel preponderante que ha tenido la educación religiosa escolar(ERE) en la historia, basada sobre todo en esa "formación integral" como parte de su visión de hombre a la luz de la experiencia del resucitado.
Ahora bien, lo anterior no me parece tan preocupante, porque precisamente estos pensadores de la sospecha como Marx, Freud y Nietzsche, son los que han iluminado, en cierta medida la renovación, revisión y retoma de algunos conceptos bíblicos o teológicos que se fueron perdiendo por una iglesia reactiva y poco comprensiva a los cambios del mundo. Lo que me inquieta sobre manera son los fundamentalismos de nuestros propios creyentes, que sostienen una "guerra a muerte" cuando se les cuestiona ciertas actitudes asonantes. Por ejemplo, la instransigencia en permitir que en el currículo de la ERE se trabajen temas sobre la realidad de los jóvenes o de la realidad nacional; si bien, se incluye, pero se hace de manera secundaria o terciaria, pues lo que prima acá son las clases que contengan la explicación de los "sacramentos" y estudio de las cartas papales. Acá entramos en aguas quisquillosas pues, se entra en el debate sobre si la clase de religión es catequesis o si solo debe impartir "historia de las religiones". Considero que ambas cosas son compatibles, ahora bien, lo que si tiene que analizarce es el modo y el contenido, de tal manera que no se convierta en una transmisión de datos ni un adoctrinamiento, sino que realmente, lleve al estudiante a entusiasmarse por vivir plenamente su vida.
Lo grave, el fundamentalismo de los creyentes
Los fundamentalistas se dividen y toman solo una de estas dos opciones, olvidando ambos el sentido original de una educación bajo una noción religiosa que humaniza; si pasamos al plano administrativo, en algunos países donde el acento del libre mercado sin intervención del Estado, es la madre de toda su economía, nos encontramos con modelos educativos donde se reservan solo un mínimo de horas en el salón de clase para impartir la ERE, es decir, solo se contrata al profesor por esas horas de clase, llevando a cercenar una asignatura que de por si, su papel lo cumple más que en el aula, sobre todo en el acompañamiento, desarrollo social y comunitario donde se pone en práctica todos los valores y dinamismos del adolescente. La mirada parcial llena de prejuicios sociales de los directivos y otros profesores, llevan a gestar en la ERE una asignatura "relleno" o "relicreo", como se llegó a tomar en algunos colegios, asumida también por la calidad de algunos docentes en su baja preparación o en el desánimo al ver su oficio poco valorado o segmentado.
Estos malestares se agravan cuando los mismos creyentes administrativos, directivos y docentes, justifican sus prácticas como parte de la naturaleza, movimientos del mercado, y mandatos de la Vicaría de la educación para abordar solo "lo católico"; No se a qué tipo de católicismo se refieren, pero el de Vaticano II, no se muestra en estas prácticas. Esto genera sin duda otros malestares sociales mucho más fuertes y es el de la segregación y división dentro de los mismos centros educativos a los estudiantes por sus creencias; a su vez, y lo más grave, a generar en el estudiante una visión e idea de lo que es lo religioso y la religión, de lo que es el cristianismo y lo que es el Dios de Jesucristo, llevando a una pérdida de su horizonte de sentido y guardar toda su carga emocional sin la oportunidad para expresar lo que siente y vive; llevando además a generar la ruptura de los lazos sociales y violencia pues, vienen las divisiones familiares o el mal manejo de conflictos en su vida diaria y en sí, el asilamiento y soledad que muchas veces terminan en pensamientos sobre el suicidio o en la banalidad de la vida.
La ERE por tanto, está en crisis. y no porque los jóvenes o adultos no crean en un ser trascendente; precisamente, según algunos científicos sociales, estamos en una nueva era de un despertar espiritual, que se refleja en las ventas de libros de autoayuda, en la práctica de diversos ritos orientales o religiosos, en la necesidad y sed de trascendencia que la humanidad busca frente al mundo cosificado e instrumental que han generado los diversos movimientos políticos y económicos depredatorios. Estamos en crisis porque los creyentes son fundamentalistas en sus posiciones, niegan la mirada interdisiciplinar e integral de su fe; aún cuando justifiquen sus posiciones de manera holistica, en el fondo, no es más que para mantener un statuo quo de la realidad o de una imagen de Dios fragmentado que te revela la verdad y lo que es.
Caminar en el testimonio de aquel hombre
Pero tenemos oportunidad. Así como sabemos, una crisis es una oportunidad de cambio. Y eso implica un giro en la mentalidad o ruptura contra esas imagenes que tenemos de Dios y de los seres humanos; una oportunidad para ejercer y desarrollar el dinamismo existencial que abre caminos hacia el encuentro con el otro; hacia el camino que lleve al joven a dinamizar su vida para manejar sus emociones y sentimientos, para que su autoestima no se edifique sobre el tener sino sobre el ser, que permita desarrollar todas las habilidades comunicativas, espirituales y sociales para asumir su vocación, el trabajo en grupo, la resolución positiva de los conflictos y sobre todo, para que sus practicas humanicen más el mundo; prácticas a partir del reconocimiento de los dolores del otro y de las consecuencias de un capitalismo egoísta que no piensa en la ética porque no entran en lo bueno y lo malo; frente a eso, la ERE tiene por sus principios humanistas y cristianos desarrollar el pensamiento crítico, la creatividad, el respeto por la diferencia, la necesidad de la ciencia y la fe como alas que nos ascienden al conocimiento de la verdad, y en especial, aliviar el sufrimiento del otro y de la creación como componente esencial no solo de la ERE sino de toda la eduación. Transitar por esos caminos, es caminar por donde aquel hombre dejó sus huellas hace más de dos mil años y que hasta el dia de hoy constituye un modelo de hombre, no solo para los cristianos sino como patrimonio de la humanidad.