domingo, 15 de marzo de 2015

¿Construir o edificar la paz?

¿Construir o edificar paz?

Por: Andrés Inampués Borda.
Teólogo



Hoy en día, ante el ambiente de optimismo y debate nacional que han generado los diálogos de La Habana, Cuba, entre el gobierno colombiano y las Farc-EP,  es común hablar, -y pasa a veces como un cliché- de “construcción de paz”, pero, realmente, a qué se refieren cuando se habla de buscar las condiciones para construir paz.
Aunque se use indistintamente “construir y edificar” como sinónimos, no son exactamente lo mismo; por eso, es importante indagar el significado de estas palabras derivadas, desde un ejercicio más allá de lo etimológico, más aún cuando se indica que el lenguaje construye realidad y es  válido, también, preguntarnos por el sentido y contexto para interpretar.

Construcción: Al referirse como verbo construir, viene del latín construere,  que significa acción de fabricar; Pero es más interesante si nos vamos al sufijo struere, que traduce “amontonar”; Este sufijo compone otras palabras del español como destruir, instruir (que significa construir interiormente), obstruir que nos lleva a la idea de obstáculo o amontonar para impedir el paso.  

Aunque, no obstante, la terminología que se utiliza en el idioma castellano viene del significado de peacebuilding, del idioma inglés, que se traduce como “construcción de paz”, pero se describe en tres momentos importantes, que más adelante abordaremos.  Al remitirnos al espacio etimológico, peace, proviene del latín pax  o Irene del griego; así mismo,  se evidencia que la palabra building viene del protogermánico buldijana que se traduce como edificio. Básicamente, entonces, la interpretación que se da por peacebuilding, apunta a un diseño o planeación que permita reducir la violencia estructural o violencia directa.
Los teóricos de este esquema como los sociólogos Johan Galtung y John Paul Lederach, estructuran la paz en tres esferas interrelacionadas entre sí, para abarcar de manera más global y ampliada el concepto:

·         Peacemaking: Se podría decir que es la negociación centrada en el establecimiento de relaciones de poder equitativas para prevenir futuros conflictos. Se traduce, además, en los acuerdos que permiten acciones para la reconciliación de dos o más partes que han estado en un conflicto armado. El proceso de paz que se está llevando a cabo en La Habana, Cuba, puede ser un ejemplo de este esquema de paz.
·         Peacekeeping: O del mantenimiento de la paz. Implican diferentes estrategias que permiten mantener una paz duradera desde movimientos endógenos y exógenos. En cuanto al primero, es la oportunidad que se da a los excombatientes para que participen en los procesos de reconciliación y participación de la vida política; el fortalecimiento del Estado Social de derecho y diferentes medidas que propendan a un desarrollo económico y social en clave de justicia y equidad. En un segundo movimiento, sería el acompañamiento de la comunidad internacional, y si es el caso, de participación de fuerzas militares de la ONU para la seguridad nacional, en caso que el Estado no tenga la fuerza necesaria para implementar los acuerdos políticos; pero esto último no aplicaría el caso para Colombia.
·         Peacebuilding: De acuerdo a la terminología de la ONU, son las acciones que se realizan después de los acuerdos de paz o el cese del conflicto armado (posconflicto). Es un proceso a largo plazo donde la sociedad civil, el Estado, el gobierno y diferentes organizaciones sociales promueven la reconciliación nacional, cambiando la actitud para resolver los conflictos. No es un espacio de “unidad” o uniformidad, sino más bien, un tiempo donde se genera una o cultura(s) de paz. En este ejercicio se aprende a reconocer los argumentos del otro y a disentir de manera democrática y en elc ampo educativo se promueve la formación ciudadana y solidaria, es decir, a saber vivir en la diversidad y pluralidad de opiniones, en el marco del respeto por la dignidad de los seres humanos.
El anterior ejercicio, nos ha llevado a explicar brevemente los componentes del significado de construcción referido a la paz. Vamos ahora a explicar el concepto de edificar.


Edificar: Del latín Aedificare, se traduce como construir, erigir; derivado de la palabra griega Aedes que traduce: casa, templo, santuario, tumba. En la religión griega antigua los aedes era la morada de un dios, como estructura que albergaba la imagen de una deidad.
También se relaciona con la palabra οἰκοδέμω, oikodumeo (οἶκος casa y δέμω construir) que fue utilizada por Aristóteles y otros escritores griegos en el mundo antiguo. Pablo de Tarso, la incluye en su redacción de diferentes cartas, donde significa metafóricamente el acto de alguien que “promueve el crecimiento de la sabiduría cristiana, la piedad, la santidad y la felicidad de los otros”; quizá es por esta razón que sea utilizada en sentido figurado para hablar de “construir la moral o la fe (Instruir moralmente) o “mejorar espiritualmente”, elevar, iluminar y establecer y haya pasado a significar la “instrucción para mejorar en cuestiones morales y religiosas”.
Revisando los estudios exegéticos, esta palabra se relaciona en la teología paulina con ekklēsia, donde amplia el significado de pueblo o comunidad para referirse a la “construcción de una nación”
Por otra parte el sufijo edificare significa hacer, actuar, ser activo, componer, escribir, clasificar, hacer, crear, construir, producir.  Un estadio más antiguo de esta palabra se encuentra en la raíz dhès, del proto-Indo europeo, que de cierta manera extiende su significado como festivo o día santo. Es interesante que la palabra sacrificare (sacrificio) también venga de esta misma raíz indoeuropea y que se traduce como hacer sagrado.
Llama mucho la atención que el concepto edificar, en los escenarios culturales de la tradición griega y judeocristiana, se relacione con los espacios de lo religioso, por lo cual, nos lleva a indagar, más aún con el posible sentido que se establece cuando lo relacionamos con la paz o la esfera de la reconciliación.


Y, ¿Entonces?

 Por el breve ejercicio etimológico, se considera mucho más exacta la traducción al castellano peacebuilding como edificar. Si bien construcción apunta a un diseño o planeación y como acción de fabricar, el significado que se inscribe en las tres esferas señaladas (peacemaking, peacekeeping y peacebuilding), nos llevan a un escenario más propicio para definirla como edificar, pues es un término más dinámico desde los sentidos de la tradición griega y juedeocristiana, donde no solamente se traduce como erigir o construir espacios físicos, sino que repercute en una antropología que demanda un ejercicio existencial y diversas estrategias sociopolíticas; es decir, el compromiso del ser humano para sentar las bases que permiten la vida en comunidad y el reconocimiento del otro como parte de mi propia humanidad. Esto se indica porque las mismas palabras como solidaridad, alteridad, comportan un origen etimológico parecido, lo que lleva a concatenar diversos sentidos que integran el fundamento político y religioso de la paz y la reconciliación.



Y es precisamente, en este último aspecto, donde se abren los caminos propicios para preguntarnos nuevamente las relaciones de lo religioso que hacen parte del origen del término edificar. Es posible que las doctrinas que buscaban la superación de la metafísica y la sospecha contra lo religioso desde la modernidad, hayan influenciado en el ocultamiento de este significado en la misma cultura; pero, como lo indica René Girard (2005), en lugar de negar la teología en bloque y de manera abstracta, hay que criticarla, lo que implica recuperar las relaciones conflictivas que el sacrificio y su teología disimulan y satisfacen a tiempo, lo cual, se asalta a otros sistemas culturales construidos desde el sacrificio y la exclusión (algunos modelos económicos, políticos y científicos, por ejemplo). Pensar la edificación de la paz desde este horizonte, puede permitirnos una comprensión más profunda de todos los fenómenos que implican los procesos de paz y el reto para edificar oasis de reconciliación. Develar y mostrar los sistemas que generan e invisibilizan  nuevas víctimas, así como preguntarnos por los bienes de los sujetos y las dinámicas de lo político, pueden estabelecer modelos no violentos que llevarían a detener el ciclo de la violencia. Así pues, pensar lo religioso de la cultura y en las instituciones es un vector epistemológico que nos ayuda a comprender la verdad más elemental de la violencia y la verdad desde las víctimas y los sobrevivientes.

REFERENCIAS

Girard René  (2005) La violencia y lo sagrado. Anagrama, Barcelona.
                     (2011) Clausewitz en los extremos. Katz, Buenos Aires.



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